En una jornada que promete marcar un antes y un después para muchas compañías teatrales bolivianas, el Museo El Altillo Beni acogió el pasado lunes 12 de mayo el esperado Encuentro entre Representantes de Compañías de Teatro y Programadores Internacionales. Este evento, enmarcado en el Festival Internacional de Teatro «Santa Cruz de la Sierra», se consolidó como una plataforma vital para el diálogo, la exposición de la riqueza escénica nacional y la apertura de nuevas fronteras.
La presencia de destacadas figuras internacionales como Francisco Albornoz, director teatral chileno y miembro del Consejo Asesor del Festival Teatro Santiago a Mil, y la Dra. Carmen Márquez Montes, profesora e investigadora española miembro de la Academia de las Artes Escénicas de España, aportó una valiosa perspectiva externa. Albornoz se mostró «gratamente impresionado por la calidad de las presentaciones», destacando que la preparación y el profesionalismo observados «habla de una escena boliviana madura, profesional que dialoga con el estándar internacional». Para él, el festival cruceño es «una experiencia muy enriquecedora» por su «pluralidad de estética, de voces, de formas de entender el teatro».
Por su parte, Carmen Márquez, quien confesó tener una «deuda pendiente» con la escena andina, encontró en el encuentro una revelación de la vitalidad y evolución del teatro en Bolivia. «Hay un abanico muy amplio», afirmó, subrayando la diversidad temática y la relevancia social de las obras, con proyectos que abordan desde la ecología y la temática de la mujer hasta reflexiones sobre la identidad boliviana. «Veo que hay muchos proyectos y hay proyectos plurales que tienen en cuenta todo el acontecer», señaló Márquez, para quien el teatro es «el arte más directo que tiene la sociedad».
Voces de los Creadores Bolivianos: Optimismo y Desafíos
Los artistas bolivianos vivieron el encuentro con una mezcla de entusiasmo y reflexión crítica, evidenciando la pluralidad de experiencias dentro del sector.
La actriz Berenice De La Cruz expresó su satisfacción tras presentar «La Cantarina» y el montaje de «Herencia». «Las personas que están aquí realmente son especialistas, se nota porque fueron muy amenos, muy amables y muy receptivos», comentó, añadiendo con optimismo: «Ojalá tengamos la posibilidad de que alguno le interese y podamos viajar con estas obras».
Carlos Ureña, actor de «Hombres en escabeche», calificó la experiencia como «bastante positiva». Destacó que la mayoría de los programadores vieron su obra y «les ha gustado mucho el trabajo». Aunque reconoció que algunas temáticas, como el machismo abordado en su pieza, pueden tener percepciones distintas según el contexto cultural, Ureña defendió la vigencia y necesidad de estas discusiones. «Son cosas que hemos charlado con todos los programadores y a ellos eso precisamente les ha gustado de la obra: que toca estos temas que siguen siendo necesarios para la gente», afirmó, valorando la oportunidad de un contacto más personal y fructífero con los programadores, a diferencia de experiencias pasadas.
Javier Silva, de Brújula Teatro, presentó «Quién mató a Sara Connor», una propuesta inmersiva. Para él, más allá de la «sensación de evaluación», lo más valioso fue «poder conocer a estos colegas que están en estas áreas y abrir las posibilidades de comunicación, de circulación de nuestro trabajo». Silva sintió una «recepción muy cálida» y se mostró contento con la posibilidad de «abrir puertas para la circulación» de su obra.
Una perspectiva con matices la aportó Yovinka Arredondo, de Tucura Cunumi, quien presentó «La fiesta nunca acaba» y «El regreso de la loca Jarichi». Si bien valoró el espacio, fue crítica respecto a la asistencia de los programadores a las funciones. «Cuando no van a ver las obras es muy complicado […] En papel no funciona el arte, es viendo», argumentó. A pesar de sus bajas expectativas iniciales, su participación subraya la importancia de estos encuentros, aun con los desafíos logísticos que puedan presentar.
El Encuentro de Programadores en el Festival Internacional de Teatro «Santa Cruz de la Sierra» es una ventana más que la Asociación Pro Arte y Cultura (APAC), organizadora del festival, ha ido fortaleciendo en cada una de las ediciones de este encuentro artístico y ha demostrado ser mucho más que una formalidad. Las diversas intervenciones, tanto de los invitados internacionales como de los artistas locales, pintan un panorama de un sector teatral boliviano con una clara vocación de trascender fronteras.
